En un giro sorprendente respecto a las promesas de campaña del presidente saliente, Alberto Fernández, la deuda del Banco Central (BCRA) alcanzó una cifra récord, superando los $23.3 billones de pesos. Este aumento se produjo a lo largo de los cuatro años de mandato, dejando un desafío económico para su sucesor, quien asumirá el cargo en diciembre.
Al asumir la presidencia en diciembre de 2019, la deuda era de aproximadamente $1.1 billones, equivalentes a unos US$18,220 millones de dólares al tipo de cambio oficial de ese momento. Sin embargo, la inflación acumulada durante el gobierno de Fernández contribuyó al rápido crecimiento de este endeudamiento, diseñado originalmente para retirar pesos “excedentes” de la economía.
Diversos factores, como la caída de la demanda de pesos, la reducción de encajes para financiar al tesoro y la emisión fiscal indirecta, exacerbó este desequilibrio. El déficit fiscal subyacente generó un exceso en la oferta de pesos, agravando la disminución de la demanda de la moneda local. Este fenómeno obligó al BCRA a realizar esfuerzos para esterilizar la situación, deteriorando su patrimonio en el proceso.
En términos más simples, el gobierno emite más pesos de los que la gente y las empresas desean tener, lo que impulsa la compra de bienes o dólares, exacerbando la brecha cambiaria. Para contener estos efectos no deseados, el banco central se ve obligado a colocar más deuda para captar una cantidad cada vez mayor de pesos.
A pesar de los esfuerzos iniciales durante la pandemia, donde la demanda de dinero aumentó temporalmente, el BCRA no pudo desarmar su deuda debido a la emisión masiva de pesos para las ayudas extraordinarias. Con la disminución posterior de la demanda de pesos, se vio obligado nuevamente a absorber dinero.
Desde que Sergio Massa asumió el ministerio de economía, la situación no mejoró. La consultora Equilibra señaló que la relación entre los pasivos remunerados y la base monetaria prácticamente se duplicó desde junio de 2022 hasta octubre de 2023.
El desafío para el próximo gobierno radicará en encontrar una salida que permita reducir la deuda sin desencadenar una inyección masiva de pesos. La unificación del mercado cambiario a una cotización elevada podría ayudar a liquidar los pasivos remunerados, pero esto conllevaría el riesgo de una hiperinflación.