Desde 1978 no se veía una imagen parecida. El descenso del agua en la laguna dejó a la vista estructuras antiguas como la Fuente del Centro Termal Municipal.
A comparación de la verdadera historia de la Atlántida, Miramar tiene pruebas arqueológicas de su existencia, desde hace un par de años, la sequía, llevó a que bajaran las aguas de la laguna, descubriendo la arquitectura que se llevó hace unos 45 años.
Los turistas que visitan Miramar se han encontrado con un atractivo diferente, producto de la escasez de lluvias que ha impactado en toda la zona. “Las ruinas de calle Belgrano donde se pueden ver perfectamente tres hitos icónicos de la localidad: el tanque de agua del Centro Termal Municipal, los escombros del lugar y la fuente del mismo, y a la derecha, el Anfiteatro de Nochermas, con sus 120 banquitos y mesitas de cemento intactas”, según informa Vanina Panero de La Voz de San Justo.
Según relató la historiadora local Mariana Zapata al diario, la bajante registra 70 centímetros desde el mes de octubre a la fecha, lo que implica 70 metros de costa.
“En el 2013 hubo una postal parecida, pero ni siquiera asomaban o se dejaban ver por completo muchas de estas edificaciones. Una sequía intensa como esta con una bajante de estas características no se registra desde 1979”, aseguró Zapata en declaraciones al mismo medio.
En este sentido, la historiadora miramarense comentó que “en 2013 hubo una bajante grande, pero no se compara con la magnitud de esta”.
Zapata continúa en sus declaraciones a La Voz de San Justo que “estamos viviendo un momento histórico. De hecho mucha gente no toma dimensión de que estamos viendo lo que fue la historia del pueblo”.
Pero a su vez reconoció que genera gran “ambigüedad” entre quienes residen y quienes visitan la localidad. “Para muchos es una nostalgia enorme ver y recordar las bases de un pueblo que luchó por sobrevivir ante tremenda tragedia como la inundación, siendo que para los turistas es hoy un atractivo especial, dentro de un destino turístico que crece de la mano de la declaración de Parque Nacional Ansenuza”.
Como historiadora, Zapata expresó que “para mi es apasionante” y señaló además que “estos días pude caminar por primera vez la calle Alberdi que termina en la laguna. Se ve una sola estructura en pie, la resistencia en primer plano: garage de la Pensión Pozzi y su última línea de defensa de bloques de cemento, superada en la creciente 1978″.
Para Zapata, “la calle Belgrano tiene ese no sé qué, que lleva a la memoria. Ancha, con un asfalto perfecto y sus veredas de lajas resistiendo al paso del tiempo”.
Casi al final de la vía, se observa el tanque de agua del “Centro Termal Municipal”, también utilizado para cargar agua al camión regador. “Permanece de pie, estoico, y como en antaño las visitas lo utilizan para plasmar un recuerdo en alguna imagen”, describe Mariana en una publicación de Facebook.
Fuente y fotos: Vanina Panero (La Voz de San Justo)