Una historia que rompió las barreras de la solidaridad y las del internet.
Un niño proveniente de Brasil llamó a emergencias desesperado; “Señor policía… es porque no hay nada para comer en mi casa”.
Esas fueron las palabras del infante que a oídos del operador sonaron a un caso de negligencia, pero la sorpresa se la llevaron los agentes cuando se percataron de que en realidad en la humilde casa solo faltaba el alimento.
En días pasados la madre solo había podido proporcionar de harina de maíz y agua a seis de los ocho hijos que aún viven con ella.
Al analizar toda la situación, los trabajadores acudieron a una tienda para proveer así de alimento a dicha familia. El dueño del establecimiento, al enterarse del caso, también decidió colaborar y donar víveres.
Lo sucedido se viralizó gracias a la prensa local, las palabras comenzaron a resonar por cada rincón, haciendo llegar donaciones de múltiples lugares y solidarias personas a la casa de los damnificados.
La mamá de Miguel contó que tuvo varios trabajos ocasionales hasta que comenzó la pandemia y quedó desempleada. ”Sufrimos mucho. No lo olvidaré nunca, porque el hambre duele”, afirmó con su hijo menor en brazos.
”Llegas al punto en que no puedes ni levantarte ni hacer nada… Miguel me vio desesperada y llorando, y decidió hacer lo que hizo. Y gracias a Dios ahí cambió todo”, contó.