Hoy 14 de diciembre se cumple medio siglo desde aquel día en 1972 en el que el último astronauta Eugene Andrew Cernan, comandante de la misión Apolo 17 pisara la luna y dejara dibujado las iniciales TDC.
En la luna se sabe que no existe el viento, lluvia ni elementos que puedan erosionar el terreno, por lo que 50 años después aquel mensaje sigue intacto.
La misión Apolo 17, cumplida entre el 7 y el 19 de diciembre de 1972, fue la última del programa Apolo y batió varios récords: el alunizaje más largo, tuvo las actividades extra vehiculares más largas, trajo a la Tierra la muestra lunar más grande y completó el tiempo más largo en la órbita lunar.
Cuando llegó a la Luna, Cernan tenía 38 años y ya era un astronauta experimentado, con dos misiones anteriores, una de ellas vital, el Apolo 10, que por primera vez puso el módulo lunar en una órbita próxima a la Luna y realizó las maniobras necesarias para que la siguiente misión pudiera alunizar y llevar al primer ser humano a su superficie.
Cuando se graduó en 1963 recibió una oferta imposible de rechazar: integrarse al grupo de astronautas de la NASA. Allí formó parte de un grupo muy selecto, el de los escasos seres humanos que irían al espacio.