Las madres y las abuelas son algo así como el tesoro más preciado, son quienes nos han cuidado y brindado amor toda nuestra vida. Siendo para muchos la vida misma.
La triste noticia es que no todos pensamos igual, para algunos, con el paso del tiempo, estos seres de luz se han convertido en un “peso”, tornado sus vidas en una molestia. Tal es así, el caso de un rosarino, que tras llevar a su madre a almorzar, procedió a ubicarla cerca de la barra, pagó el almuerzo y se fue, sin mostrar vestigios de remordimiento, la dejó como si fuera una total desconocida.
La señora tiene 68 años y durante varias horas estuvo sola en un bar. El tiempo pasaba y nadie venía por ella, fue de esta forma que el dueño del local se percató de lo sucedido y logró comunicarse con el hombre, pero su respuesta lo dejó más que atónito: “Ya hice mucho por ella”.
Finalmente, las autoridades decidieron que la mujer fuera trasladada a un geriátrico.