Desde tiempos inmemorables, la brecha entre hombres y mujeres ha denotado una lucha por las mismas opciones e igualdades.
Con el pasar de las décadas, el género femenino se hizo acreedor de innumerables victorias en las cuales consiguieron acceder a diversos puestos laborales que antes solo eran admitidos para varones, entre otras.
Sin embargo, la brecha salarial en nuestro país es del 27,7%.
Para poner en contexto el porcentaje, si un hombre termina de trabajar el 31 de diciembre y se toma vacaciones, una mujer debería trabajar hasta el 8 de enero con un extra de 10 horas más (8 días y 10 horas extras) para llegar a ganar lo mismo que él, solo en un mes.
Según el informe “Más mujeres para el desarrollo argentino” de la Mesa de políticas económicas con perspectiva de género y diversidad, del Ministerio de Economía de la Nación. Las féminas perciben el 34,5% menos que sus pares varones, por lo que sus ingresos son los más bajos de toda la economía.
Y aunque muchas mujeres desean trabajar, no pueden, ya que deben encargarse de las tareas domésticas y eso, en la mayoría de los casos, no es compaginable con el horario laboral.
Así mismo, la desigualdad no sólo entra en conceptos laborales, sino en la menor cantidad de oportunidades y condiciones concentrada en múltiples ámbitos.