36 años pasaron de aquel título mundial en México 86, finales perdidas, decepciones históricas como la del 2002, tristeza por el 2006, la final perdida en el Maracaná en 2014, el caos de Rusia 2018, nos han pegado mucho, sufrimos demasiado en todos estos años.
Pero tanto sufrimiento, tanta tristeza en algún momento se iba a convertir en felicidad y si no lo vamos a negar, lo soñamos muchísimas veces y está muy bien, porque los sueños a veces se vuelven realidad.
Ayer Argentina dio una enorme muestra de carácter, entereza, mentalidad ganadora, fortaleza grupal, porque no era fácil volver a meterse en el partido después de un 2-0 y un baile histórico hasta los 70 minutos y que en solo 2 te empaten el partido sin merecerlo, pero el fútbol es así, nunca conoció de justicia, éste deporte es el más hermoso de todos y a la vez el mas injusto, porque no siempre gana el que hizo más méritos, a veces la fortuna influye mas de lo que debería.
La selección jugó unos 70 minutos antológicos, pero un par de desatenciones en el fondo pusieron a Francia en partido, llegó el alargue y nuestro D10S parecía sentenciar la historia, pero otra vez había que sufrir, mano de Montiel y penal para Francia, gol 3-3 y a sufrir con el final.
Cuando recordemos porque somos campeones del mundo, recordaremos la enorme atajada de Dibu Martínez en el minuto 123.
Llegaron los penales y nosotros tenemos al mejor arquero para estas instancias, juegos mentales, personalidad, actitud, garra, inteligencia y no se cuántos adjetivos más le podemos agregar a Emiliano Martínez, fue para nosotros porque el fútbol le debía a Lionel el título que más había buscado.
Y si, siempre hay que soñar y creer, porque de eso se trata la vida y a partir de ayer y durante cuatro años usted puede decir que es campeón del mundo.