Gonzalo Granja, un fotógrafo cordobés de 32 años con daltonismo acaba de volver a Córdoba tras un periodo de 13 meses por toda la ruta 40, con una pandemia de por medio y numerosas aventuras.
Lejos de ser un impedimento, su padecimiento visual lo impulsó para mostrar cómo él ve las cosas, y su mirada particular es justamente lo que él busca comunicar al público.
La ruta 40 y su auto se volvieron su segundo hogar cuando se decidió a retratarla. La misma funciona de columna vertebral, de hilo conductor, de nervio central, dice el mismo.
Era el año 2019 y con el dinero que recaudó en una colecta colectiva online cuando se lanzó en dicha aventura.
Fueron muchas rutas en una, a veces andaba sobre asfalto, otras sobre ripio o tierra. O hasta en el cauce seco de un río. Caminó por salares y quebradas. Se subió a la cima de montañas, se internó en las profundidades de cuevas de hielo. Granja tuvo el “privilegio de dormir varias veces en la Cordillera”, ya que, para ahorrar gastos de hospedaje en estos 13 meses de viaje, decidió dormir en el auto. Dormir en el auto le permitía estar siempre en el lugar, esperar la “luz perfecta”, “el momento exacto cuando se pinta el paisaje”
“Sabía que la Argentina era grande, pero nunca me imaginé que era interminable, que iba a ver las cosas que vi”. “Me fascina que estamos en 2022 y hay lugares que no salen en Google, al que no llegas sin un guía, un paisano”, dijo.
Con sus imágenes, quiere dar a conocer estos espacios y fomentar la pertenencia: “que la gente no los vea como algo aislado, un lugar al que ir de vacaciones. No somos algo aislado de la naturaleza, de ella venimos y tarde o temprano a ella volveremos. Es nuestra casa y para que las próximas generaciones puedan verla hay que cuidarla”, sostuvo.