“En la calle hay hambre” este fue el justificante que le dejaron a un hombre tras robarle dos motores y herramientas que utilizaba para arreglar sillas de rueda del equipo de fútbol adaptado del cual es parte su hijo.
Sin embargo, Juan Carlos se llevó una grata sorpresa cuando cerca de las 11 de la noche, mientras él se dirigía a cerrar el portón de su casa para irse a dormir, encontró una bolsa blanca con los dos motores que le habían robado y junto a ella una nota que decía: “Discúlpeme, que Dios bendiga a su hijo y a su familia. En la calle hay hambre”.
Una historia de delincuencia con un transfundo un poco más amplio que solo el robar, y aunque la historia terminó con un “final feliz”, lo acontecido nos deja pensando, que tan mal la están pasando algunas personas como para hurtar y justificarlo.
El asaltado cerró lo que le pasó con lo siguiente: “Estoy con una satisfacción enorme. Sinceramente no sé si agradecer la buena reflexión de esta persona”, manifestó y agregó que por lo menos el ladrón “está recapacitando y se dio cuenta de que cometió un error”.