Alberto Fernández salió a despegarse del escándalo por sobreprecios en la compra de alimentos del Ministerio de Desarrollo Social y del PAMI en medio de la emergencia, tras ordenar echar a funcionarios de segunda línea kirchneristas. Reforzó su relación con Cristina, los gobernadores, intendentes, empresarios y gremialistas, en busca de apoyo para sostener la cuarentena en un marco de gobernabilidad.
Le dicen sus asesores médicos que la curva tarda dos meses en desarrollarse. Es el tiempo total que podría durar la cuarentena (“administrada”), abriendo de a poco la economía en algunas zonas o actividades puntuales. Para eso necesita más y mejores apoyos políticos.
Se mostró el miércoles en un acto en La Plata con Wado De Pedro y Axel Kicillof, los dos dirigentes preferidos puestos por Cristina en el circuito máximo del poder.
En declaraciones radiales el Presidente confirmó el retorno a sus reuniones habituales con CFK en Olivos tras la cuarentena que cumplió la vicepresidenta luego de su regreso de Cuba en medio del avance de la pandemia.
Fue unas horas antes de la videoconferencia con todos los gobernadores -los oficialistas del peronismo y los opositores de Juntos por el Cambio- para acordar los términos de la extensión del aislamiento social.
Mientras, en la Casa Rosada, el Jefe de Gabinete Santiago Cafiero (a cargo del comité de emergencia que integra con Matías Kulfas, Eduardo De Pedro y Ginés González García) buscaba un acuerdo con las principales cámaras empresarias y la CGT para extender lo que el Gobierno finalmente definió como una “cuarentena administrada”.
Dijo Alberto sobre la expresidenta: “Ayer estuve hablando con ella un rato largo, vino a visitarme a Olivos para trabajar sobre algunos temas puntuales. Hablo con ella siempre. Somos amigos, hay que entender también eso, ¿no? Hacía más de un mes que no la veía. Vino a Olivos a verme porque teníamos cosas que ver juntos”.
Y agregó: “Hablamos de un montón de cosas, desde el tema económico, pasando por la deuda, contando experiencias que ella ve en el interior del país y que yo no conozco”.
El Gobierno se prepara para la peor etapa: el salto en los contagios
Alberto espera que en las próximas dos a cuatro semanas se concrete el pico de contagios del coronavirus, la pandemia que mantiene en vilo al mundo. La Argentina no podrá escapar, pero el Gobierno apuesta a que sea lo menos grave posible.
Mientras en España, Italia o EEUU las muertes se multiplican de a 800 casos por día, en Argentina esta semana el Gobierno pudo mostrar un principio de aplanamiento de la curva.
El desarrollo de la curva tarda en total 60 días. Esperan por eso que el contagio se expanda más rápido en los próximos 15 días. Eso derivó en el cambio de estrategia, y las idas y vueltas en los consejos de usar o no barbijo a toda la población.
El anuncio del Presidente de redefinir la cuarentena podría incluir -tal como anticipó A24.com la semana pasada- el cierre de las fronteras en ciudades, municipios, provincias o regiones donde se produzcan el mayor índice de contagios.
En cambio, evalúan cerrar las fronteras pero liberar las economías locales en zonas donde el virus no circula.
Cuarentena administrada, flexibilización gradual, cuarentena por regiones, todos conceptos que, emanados del Gobierno, terminaron con un presidente Alberto Fernández desmintiendo en persona la finalización de la cuarentena el próximo lunes 13 de abril.
Alberto apeló a reportajes televisivos y radiales en las últimas horas para pedirle a la opinión pública sostener el aislamiento para “no perder el esfuerzo hecho” en los 20 primeros días de encierro colectivo y paralización económica.
“Vamos a hacer todo lo que haya que hacer para sostener el empleo”, dijo el Presidente que ratificó el rol paternalista del Estado en financiar la crisis. Imagina que pasada la pandemia, todo volverá en forma gradual -¿en 6 meses?- a la normalidad con la esperanza de no tener que lamentar miles de muertes como sucede en Europa o Estados Unidos, que según sus palabras, “privilegiaron cuidar la economía a las vidas humanas”.
El apoyo político para sostener la gobernabilidad
Ante las posibles presiones por temores a una eventual profundización de la crisis, Alberto buscó el apoyo político de gobernadores y de los sectores económicos y de la producción local.
Fernández no quiere quedar tomando decisiones solo. Por eso, se muestra liderando un sistema de toma de decisiones democrático para la renovación de las restricciones por la cuarentena que ponen en vilo derechos constitucionales básicos como el de circular libremente dentro del país y hasta en cada barrio, apelando al apoyo de los intendentes.
En frenéticas reuniones formales y por videoconferencias, pero también visitando en persona hospitales del conurbano bonaerense como el reconvertido Tecnópolis o Lanús, y laboratorios como el Malbran, que busca controlar la epidemia, defendió una vez más el rol del Estado para la emergencia.
Anticipó que más allá del eventual caso de corrupción o no en la compra de alimentos, se pondrá al frente de denuncias contra empresas que abusen en los precios productos esenciales y advirtió que va a aplicar “la ley de defensa de la competencia”.
Por eso, busca cerrar todas las alianzas políticas y económicas con gremios, cámaras empresariales, intendentes y gobernadores antes de anunciar los nuevos términos de la cuarentena, que podría extenderse con más restricciones en el AMBA y ciudades donde ya hay circulación comunitaria del virus, como Santa Fe, Rosario, Córdoba, Alta Gracia y Ushuaia.