El próximo 10 de diciembre marcará el fin de una era para Argentina, ya que el presidente saliente, Alberto Fernández, le entregará el bastón de mando a su sucesor, Javier Milei, tras cuatro años al frente del país. Este período estuvo marcado por desafíos monumentales, desde la pandemia hasta tensiones políticas internas y desafíos económicos.
Fernández, en una entrevista exclusiva con el diario El País, confirmó que, luego de entregar el cargo, emprenderá un nuevo capítulo en su vida en España. La decisión de mudarse al país europeo se debe a la intención de retomar sus actividades académicas y dar clases.
“Me parece que está bien que tome distancia”, expresó cuando se le preguntó sobre sus planes post-presidencia. Haciendo eco de las palabras del expresidente español Felipe González, comparó a los exmandatarios con “floreros chinos”, valiosos pero a veces sin un destino claro.
A pesar de su partida, Fernández aseguró que continuará participando en el debate interno del peronismo, destacando la necesidad de abrir un diálogo sobre el futuro de la coalición. Este anuncio se alinea con sus declaraciones previas en las que expresó la importancia de reflexionar sobre el rumbo del partido después de la derrota de Sergio Massa en el balotaje.
Cuando se le preguntó sobre lo que más extrañará de su presidencia, evitó especificar, señalando que fue un período lleno de desafíos, desde la deuda heredada hasta la pandemia y eventos trascendentales como la muerte de Diego Maradona y el atentado contra Cristina Kirchner.
En relación con la política exterior, el actual presidente argentino expresó su preocupación por la posible deriva que pueda tomar el país a partir de 2024. Reveló que compartió sus inquietudes con el presidente electo Milei durante una reunión en la Quinta de Olivos, advirtiéndole sobre los riesgos geopolíticos asociados con las visiones que ha planteado.
“Ya no existe Occidente y el comunismo; lo que hoy hay es una disputa comercial entre China y Estados Unidos”, advirtió Fernández, quien dijo haber recibido la preocupación del Gobierno chino y haber discutido el tema con líderes como Lula. Aunque Fernández sintió que Milei lo escuchó, el futuro de la política exterior argentina permanece en incertidumbre.