En una sorprendente movida empresarial, la multinacional líder en bebidas y gaseosas, Coca Cola, anunció incrementos de precios ligados a los resultados de la primera vuelta presidencial. La empresa comunicó a comercios en todo el país que a partir del 23 de octubre, un día después de los comicios, aplicará un aumento del 35 por ciento en toda su gama de productos.
La notificación provino tanto de Coca Cola Company, la matriz de la compañía, como de sus distribuidoras a lo largo del territorio nacional, incluyendo a gigantes como Reginald Lee y Femsa en el Área Metropolitana de Buenos Aires, y Distribuidora Atlántica, Andina, Arca y Continental en el interior del país.
Lo que más desconcertó a los comercios es la declaración adicional de la compañía, que indicó que no respetará los acuerdos de precios vigentes, alegando incertidumbre sobre el futuro gobernante tras las elecciones del 22 de octubre. Esta situación inusual en el mundo del consumo masivo generó un fuerte impacto en el sector.
Este inusual comportamiento especulativo de Coca Cola contrasta con la postura más mesurada adoptada por empresas nacionales como Arcor, Molinos, Ledesma y Mastellone (La Serenísima), quienes optaron por no complicar el panorama gubernamental con aumentos de precios en este momento.
Con un dominio del 65 por ciento en el mercado de bebidas, Coca Cola ejerce una fuerte influencia en el consumo masivo. “Por ahora, no nos han suspendido las entregas, pero existe esa advertencia de un aumento de precios desmedido”, afirmó un importante supermercadista del interior del país.
Cabe destacar que no es la primera vez que Coca Cola se enfrenta a problemas por incrementos de precios fuera de las regulaciones. A mediados de año, la Secretaría de Comercio le impuso una multa de 45 millones de pesos por serias irregularidades en las remarcaciones.
El Centro de Economía Política (CEPA) también reveló que 20 empresas, entre ellas Coca Cola, representan el 74 por ciento de la facturación en los supermercados. Esto subraya la importancia de las decisiones tomadas por estas multinacionales en el mercado local.
En la actualidad, los grandes comercios han estado resistiendo aumentos de precios solicitados por algunas empresas, pero los pequeños comercios de barrio podrían tener dificultades para evitar las subidas de precios. Esta situación plantea un desafío adicional para el ya complejo escenario económico del país.
