En un día como hoy, hace 173 años, Sudamérica lamentaba la partida del general José de San Martín, conocido como el Libertador de Argentina, Chile y Perú, exhalaba su último aliento en la localidad francesa de Boulogne sur Mer a la edad de 72 años. Su partida dejó un hueco imborrable en la historia y el corazón de quienes lucharon y anhelaron una América Latina libre de opresión colonial.
El espíritu indomable de San Martín resonó profundamente en cada rincón de la Argentina, marcando este día con un toque de solemnidad y gratitud. Su legado se mantiene más vivo que nunca, como el faro que guió a naciones enteras hacia la senda de la independencia.
El general San Martín, comandante supremo del Ejército de los Andes, emprendió hazañas audaces y estratégicas que resonaron en la historia militar. Su visión estratégica y capacidad de liderazgo fueron pilares fundamentales en la liberación de Argentina, Chile y Perú de las garras del yugo español. Su magistral manejo de las tácticas de combate en los terrenos más desafiantes cimentó su estatus como un líder.
Sin embargo, su influencia trascendió el campo de batalla. Fue un arquitecto de la independencia y un soñador de una nación unida y fuerte. Como Gobernador Intendente de Cuyo, apoyó enérgicamente la creación del Congreso Nacional de Tucumán en 1816, un momento crucial en la gestación de la independencia argentina. Su voz resonó con fuerza en aquel recinto, instando a los delegados de las provincias a declarar firmemente la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
La imagen de San Martín, con su mirada decidida y su porte imponente, trasciende las páginas de la historia para convertirse en un ícono nacional. Junto a otros héroes y próceres argentinos. Es honrado como el “Padre de la Patria”, un título que evoca la devoción y el respeto que inspiró en su pueblo.