Cada 4 de septiembre, Argentina celebra el Día de la Secretaria, una fecha destinada a reconocer y valorar el papel que desempeñan en el ámbito laboral. Aunque la celebración se ha arraigado profundamente en la cultura laboral argentina, su origen se remonta a Estados Unidos, donde se instituyó por primera vez.
La historia detrás de esta conmemoración tiene dos vertientes principales. La primera de ellas se refiere a la iniciativa de María Barrett en 1952, quien, comprometida con la mejora de las condiciones laborales de las secretarias, instauró la Semana de la Secretaria. Esta celebración buscaba no solo reconocer la dedicación y eficiencia de estas trabajadoras, sino también promover el respeto y la mejora de sus derechos laborales.
Por otro lado, una segunda teoría señala que la elección del 4 de septiembre se debe a un acontecimiento histórico del siglo XIX. Lilian Sholes, hija de Christopher Sholes, el inventor de la máquina de escribir, se convirtió en la primera dactilógrafa de la historia, marcando el inicio de una profesión que, con el tiempo, fue adoptada mayoritariamente por mujeres. Este hecho, vinculado al avance tecnológico de la época, consolidó el rol de las secretarias como una pieza clave en el funcionamiento de las oficinas.
Así, el 4 de septiembre no solo es un día para celebrar el trabajo diario de las secretarias, sino también para recordar la evolución de esta profesión y el impacto que ha tenido en la dinámica laboral a lo largo de los años.