El Banco Central marca un nuevo rumbo en su política monetaria al anunciar, por segunda vez en lo que va del mes, una reducción significativa en la tasa de interés. En una movida sorprendente, la tasa de referencia de la economía ha descendido del 70% al 60% anual, marcando así un hito en el panorama financiero nacional.
Esta decisión no solo impacta en los indicadores económicos, sino que también se traduce en una modificación directa en los rendimientos de los plazos fijos, donde ahora se espera una tasa mensual (TEM) de 5,05%, frente al 5,8% previo. Este cambio, precedido por una intensa deliberación, viene justo antes de una crucial licitación del Tesoro, lo que añade un elemento adicional de interés y expectativa en el mercado.
La razón detrás de esta audaz medida radica en la percepción de una “desaceleración de la inflación”, según lo indicado por distintos analistas, quienes sostienen que la misma podría ubicarse por debajo del 10%. Esta interpretación de los indicadores económicos ha llevado al Banco Central a actuar con decisión, respondiendo así a las condiciones cambiantes del entorno financiero y económico.
La noticia ha generado un profundo impacto en el ámbito bancario y bursátil, reflejado en las pantallas de operadores y en las conversaciones de los expertos financieros. Es importante destacar que esta acción representa la cuarta reducción de la tasa de referencia desde diciembre, consolidando una tendencia marcada hacia una política monetaria más flexible y adaptativa.
Con esta nueva medida, el Banco Central busca no solo impulsar la actividad económica, sino también mantener la estabilidad financiera en un contexto de desafíos económicos y volatilidad global. Los ojos del mercado están puestos ahora en los posibles efectos de esta reducción en el flujo crediticio y en la dinámica de precios, mientras los actores económicos ajustan sus estrategias ante este cambio inesperado pero bienvenido.