En el segundo encuentro cara a cara entre los cinco candidatos a la presidencia de la Argentina, las apuestas subieron y la tensión flotaba en el aire. Javier Milei, Patricia Bullrich, Miriam Bregman, Juan Schiaretti y Sergio Massa se lanzaron a exposiciones más arriesgadas, en un intento por dejar huella en el electorado a solo días de la contienda electoral.
Las circunstancias apremiantes de la coyuntura política llevaron a todos los candidatos, incluso al aparentemente más relajado Javier Milei, a tomar posiciones más osadas. La imagen proyectada en este debate contrastó notablemente con la vista hace apenas una semana en Santiago del Estero, dando cuenta del estado de efervescencia que atraviesa el país.
Los tres ejes temáticos seguridad, trabajo y producción y desarrollo humano y vivienda, sirvieron de caldo de cultivo para intercambios enérgicos, acusaciones y reproches que fluían con dinamismo entre los atriles. Desde asedios incisivos hasta momentos de mayor soltura, los candidatos se enfrentaron según el tema abordado.
A diferencia del primer debate, en esta ocasión la actualidad política se infiltró con mayor fuerza. Temas candentes, como el escándalo del viaje de Martín Insaurralde a Marbella, se hicieron presentes, recordando al oficialismo las sombras que acechan.
Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, protagonizó uno de los cambios más notorios. A pesar de mantener sus desafíos en el ámbito de la oratoria, se mostró más agresiva que en la primera confrontación, dirigiendo sus ataques principalmente hacia Milei y Massa. Interpeló al actual ministro de economía sobre los casos de corrupción que afectan al kirchnerismo y cuestionó a Milei sobre la integridad de su lista. El enfrentamiento entre ambos escaló cuando el libertario calificó a Bullrich como “montonera asesina”, rescatando tensiones históricas.
Sergio Massa se vio desafiado en el segmento dedicado al trabajo y la producción, donde los demás candidatos dirigieron sus críticas hacia la gestión de Alberto Fernández, de la cual es el responsable de economía.
El debate se alejó de la monotonía gracias a las oportunidades de preguntas, respuestas y réplicas, obligando a los candidatos a demostrar su habilidad para improvisar. Algunos lo hicieron con más facilidad que otros, y eso no pasó desapercibido.
Juan Schiaretti demostró su conocimiento sólido en políticas públicas, especialmente en el ámbito estatal. Miriam Bregman, por su parte, no dudó en lanzar puyas a cada uno de sus competidores, sin hacer distinciones.
En un momento álgido, Schiaretti recriminó a Massa por no haber eliminado las retenciones al sector agroexportador. “Sáquele el pie de encima al campo. Déjelo producir y aumentar la cantidad de dólares genuinos que pueden venir a la Argentina”, exigió el gobernador de Córdoba. Afirmó que las pymes del interior se ven constreñidas por trámites engorrosos y la necesidad de recurrir a funcionarios para realizar importaciones.